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Taxistas vs Uber, el problema de la calidad en el servicio

La Gerencia de Transporte Urbano de la Municipalidad de Lima exige una serie de requisitos para la obtención de la autorización para prestar servicio de Taxi en la capital. Entre los requerimientos legales de propiedad del vehículo y aspectos de seguridad (SOAT, etc.) no se toman en cuenta al 100% la calidad del servicio y eficiencia al momento de transportar al usuario a su destino (en tanto taxi independiente). Este nicho del mercado ha sido utilizado por nuevas empresas de taxi seguro y eficiente con tarifas un poco más elevadas; sin embargo, la empresa Uber, a diferencia de sus pares, ha buscado expandirse en todo Lima gracias a un sistema de economía compartida y tarifas bajas (a través de promociones para los usuarios). ¿Qué tanto puede impactar en la economía de los taxistas independientes esta nueva forma de negocio? Tomando en cuenta diversos argumentos sobre el tema, debemos señalar que la bandera de lucha está mal dirigida, limitar a la competencia no servirá de nada si no se implementan nuevos mecanismos y alianzas estratégicas para mejorar la calidad del servicio.


La incomodidad de los taxistas, hecha pública en los últimos días a través de manifestaciones alrededor de la ciudad de Lima, despertó diversas opiniones entre quienes consideran que nuevas aplicaciones celulares benefician a los usuarios, brindando un mejor servicio de transporte, y quienes ven en la proliferación de esta nueva forma de negocio un grave riesgo para su economía (cabe señalarse que este tipo de incomodidades no solo se han dado únicamente en nuestro país sino en otros como Argentina, España o Colombia). Si bien es cierto existe un impacto directo en el número que clientes que acceden a sus servicios y por ende, la cantidad de dinero recaudado es menor, buscar una solución obligando a estas nuevas empresas a cesar sus servicios no es la mejor opción. Si bien es cierto se debe cuestionar la forma cómo trabajan actualmente los taxistas en Lima, la pésima calidad del servicio y la falta de seguridad al momento de llegar a nuestro destino (sin contar que existe cierta probabilidad de ser vulnerado/a por delincuentes con permiso de taxi), la culpa en su totalidad no es de ellos. No busquemos criticarlos porque no nos llevan a nuestro destino o desean sacarle la vuelta a la tarifa justa porque ellos también responden a un interés de maximizar sus beneficios, el problema radica en que no existe verdaderamente un ente rector que determine justamente la tarifa de cada carrera y regule a su vez la calidad del servicio que se brinda. Si este problema es complicado solo en Lima Metropolitana, se agrava aún más en las demás regiones del país. En cristiano: todos los ciudadanos/as deberíamos girar la vista hacia una reforma en el transporte privado por parte del Estado.


Lo que podemos observar actualmente es un sistema obsoleto donde si tienes un carro y cumples con ciertos requisitos inmediatamente podrías convertirte en un taxista, sin ningún tipo de filtro adecuado para garantizar el correcto servicio de calidad. Si observamos la forma cómo en trata el tema del transporte urbano y el servicio de taxis en otros países podemos observar marcadas diferencias. Probablemente la tarifa sea uno de los platos de fondo, el taxímetro no se conoce en el Perú, si pudiésemos determinar el monto y/o precio específico a pagar tras tomar un taxi, sería mucho más justo con las personas que brindan dicho servicio e forma independiente. Por otro lado, la misma gestión municipal y nacional debería buscar nuevas formas de garantizar la mayor calidad a través de alianzas público-privadas que asocien estas nuevas empresas con los taxis que ya circulan en la capital, logrando que se optimice mucho más el servicio brindado además de garantizar la seguridad y una tarifa justa, tanto para los usuarios y los taxistas.

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