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EMPERADORES ROMANOS CONQUISTAN LIMA

Si bien, el título puede resultar algo ostentoso, la verdad es que el Perú ya está conectado con el resto del mundo, y podemos ahora disfrutar de diferentes espectáculos y exhibiciones internacionales, las cuales hace veinte o más años, era casi imposible de recibir en nuestra patria.



Una de estas muestras, es la que el MUSEO NACIONAL DE ARQUEOLOGIA ANTROPOLOGIA E HISTORIA DEL PERU, ubicado para nuestro mayor orgullo en la Plaza Bolívar de nuestro amado Pueblo Libre, consiste en el montaje Histórico Cultural que, con la participación de la Embajada de la República Servia, se exhibe hasta el 15 de Setiembre. La muestra se llama Emperadores Romano Serbios, dedicada a un grupo de soberanos que trascendieron de soldados comunes a amos del mundo, y gobernaron el gran IMPERIO ROMANO, entre los años 250 y 415 d.c..


Fue un fascinante reencuentro, por mi parte, con una de mis épocas favoritas de estudio en la historia romana: el llamado periodo de la Anarquía Militar, al cual los historiadores antiguos denominaron de los Treinta Tiranos, copiando el nombre a la Historia Griega, los cuales en realidad fueron 19 y varios de ellos, emperadores dignos de mérito.


La exhibición ha traído bustos en piedra, en tamaño original, de emperadores como Trajano Decio, quien inicia este período, después de derrocar a Filippo el Arabe, el emperador que celebró el año Mil de Roma; Claudio el Gotico, vencedor y aniquilador de la terrible amenaza de los bárbaros Godos a los que derrotó en la batalla de Naisso matando a 56 mil de ellos y haciendo rico botín en eclavos con los sobrevivientes; Aureliano, puño de hierro, quien restablece la unidad política del imperio después de vencer a los francos y a la fascinante reina Zenobia, llevándola en cadenas de oro en su triunfo en Roma y que muere asesinado por su secretario, el corrupto Nesteo, cuando descubre sus desfalcos. También vemos el busto y la historia de Probo, victimado por sus soldados a quienes los obligo a trabajar el campo cuando no guerrearan y luego estos lamentaron la muerte del heroico emperador; Constantino I el Grande, vencedor de los paganos en la batalla del puente Milvio, cuando dirigió un ejercito donde los cristianos prevalecían y venció tras tener una visión con la cruz cristiana y leer en el cielo la frase “In hoc signo vinces” que le atribuye la historia sacra. Su hijo Constancio II también se encontraba cerca; emperador astuto y desconfiado, tras la muerte de sus hermanos, recupero el control del imperio y eliminó en nombre de la iglesia a quien se opusiera a su autoridad aunque fuera pariente suyo; el joven emperador Graciano, quien fuera víctima de una conspiración palaciega a pesar de sus grandes éxitos militares para proteger al imperio y a la iglesia, gobernó una década y murió antes de cumplir treinta años por una traición. Y no olvidemos a el último emperador romano de un imperio unificado, Justiniano I el Grande, que se caso con una mujer de inferior rango y algo mayor que él, pero lo hizo por amor y su amada Teodora fue su fuerza y sostén durante veinte años de felíz matrimonio y es célebre la increpación de ella a su marido durante la revuelta de Nika que pretendía derrocarlo: “huye tu César, pero yo me quedo aquí, la púrpura es un bello sudario”. Tras llamar a su célebre general Belisario, aplastaron la rebelión y luego lo envió a recuperar las provincias de Occidente convirtiendo nuevamente al mar Mediterráneo en un lago romano.


Podemos disfrutar también de una gran maqueta que reconstruye una ciudad romana de la región, construida siguiendo el modelo de la gran metrópoli, con un circo, su foro, templos y basílicas, sus termas para recreación de los ciudadanos y sus mercados, sus mansiones y las famosas villas urbanas de seis pisos, donde vivían familias como en los conjuntos de departamentos de nuestros días.


Tuve el gusto de conocer a un grupo de jóvenes estudiantes de la Universidad Sede Sapientae, representación en el Perú de la Universidad italiana de Bologna, y hacerles un tour guiado por la galería, haciendo memoria de los numerosos libros que estudié y sigo haciéndolo como pasatiempo, durante casi cuarenta años. No soy un erudito, ya que carezco de ese grado universitario, pero creo estar a la altura de discutir y hasta refutar a los mas entendidos del tema, sin querer ser inmodesto claro. Realmente fue un reencuentro gratificante con la Historia y participo a todos nuestros vecinos y a quienes leen esta sencilla columna, a visitar nuestro museo y ver esta extraordinaria exposición.


Queridos vecinos, aprovechen que tenemos el museo cerca y esta muestra que permanecerá hasta el 15 de Setiembre, es de libre ingreso. Espero que la gocen como lo hizo este servidor de Ustedes.

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