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El diner– O

Bienvenidas y bienvenidos:


Hoy es un día como cualquier otro. Hoy es un día más en nuestras vidas, un día más de trabajo, estudios, labores, un día más que representa una lucha interminable contra el destino, nuestros sueños, nosotros mismos, contra la propia sociedad. Hoy es un día más de una interminable línea o acontecimientos llamada historia. Hoy día queda de manifiesto nuestros pensamientos, deseos, penas y alegrías. Hoy fuimos más egoístas que ayer, hoy destruimos más el planeta que ayer, hoy contaminamos más que ayer, hoy pisamos más y destruimos más, hoy seguimos quedándonos callados y dejamos al tiempo avanzar.


Hoy día somos conscientes o quizás no de que todas las personas que vivimos en esta sociedad tenemos ciertas ambiciones, estas ambiciones van creciendo de acuerdo a la clase de relaciones que vamos forjando, y el poder que vamos adquiriendo. La organización para conseguir dinero va aumentando y las empresas se van creando. Poco a poco todo adquiere forma con el único afán de conseguir dinero. Hoy en día el dinero mueve nuestras vidas, el dinero mueve nuestras experiencias, el dinero nos alimenta, viste, nos da una educación, salud, nos da incluso hasta felicidad, tristeza, amargura, ansiedad. El dinero desune familias, relaciones, y corrompe a su vez con codicia y frialdad una sociedad materialista que todos los días consume como si de drogas se tratara este sistema que cada vez nos encierra en una jaula más fría.


De esta forma, cada día destruimos más y más los que nos rodea.

De esta forma, cada día tomamos decisiones que tienen repercusiones más allá de lo que nos podríamos imaginar.


De esta forma, cada día compramos lo que destruye el mundo. Lo que destruye la vida de miles de especies, de vidas, de poblaciones.



¿Te gusta lo que ves?

Ahora el propósito no es simplemente sentirnos mal, golpearnos el pecho y lamentarnos por las situaciones injustas y desproporcionadas. El propósito es entender que hay algo que está mal con estas imágenes, y que parte precisamente de las industrias, del negocio, de la contaminación y de la ambición. Hay algo mal en la forma cómo estamos viviendo. No es cuestión de dejar de consumir, porque seguirán existiendo miles de personas que lo hagan. No es tan fácil. Todos, absolutamente todos y todas, somos cómplices de la destrucción. Dejemos de cerrar los ojos y veamos el mundo que estamos construyendo.


Entonces, no es simplemente llegar a este punto y lamentarnos y seguir viviendo. Es tomar conciencia del problema y empezar a trabajar al respecto. Muchos creen que es imposible contribuir desde su individualidad, pero siempre hay formas. Todos conocemos las más básicas pero aun así sigue siendo muy difícil ponerlas en prácticas ¿Qué hacer entonces? Simple. Empecemos a hablar del problema. Empecemos a hablar hasta que nuestra voz pueda llegar a todos los rincones y el cambio se pueda generar. Dejemos de glorificar al dinero, dejemos de destruir nuestras vidas y nuestra sociedad por el mismo. Gritemos cuando se destruya y lloremos cuando la naturaleza vaya muriendo.


Preguntémonos ¿Es posible que nuestra imaginación crezca no para ver colores donde no los hay, sino para ver la realidad y trabajar para ella? ¿Es posible empezar a levantarnos y enfocar las cosas de una manera distinta?


No lo sabremos hasta que lo intentemos. Dejemos de vivir por el dinero.


<<El mundo sí puede cambiar, nosotros y nosotras también>>

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