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La dificultad de las reformas

La necesidad de responder ante las problemáticas sociales de la manera más óptima y comprometidos con el bienestar general de las personas hacen menester la planificación, implementación y continua evaluación de las políticas públicas que se van ejecutando desde las instituciones estatales. Así mismo, al tratarse de un ciclo, se genera la imperativa necesidad de cambiar el enfoque de cómo se ejecutan las distintas políticas, los marcos normativos y las mismas instituciones para adaptarse a los nuevos problemas o requerimientos, con ayuda de los avances tecnológicos que poco a poco se dan. De este modo, reformar hace mención a “cambiar de chip”. Esto no solo se da dentro de jurisdicciones grandes sino también medianas o pequeñas, como en nuestro distrito de Pueblo Libre.



Por tal motivo, quisiera explicar con mis propias palabras lo mencionado por Carlos Parodi en su columna de opinión en el diario Perú21. Él señala que reformar es requerimiento básico para lograr un mejor bienestar de la población; sin embargo, las reformas no son un trabajo muy sencillo, existe una gama de complicaciones que surgirán si no se sabe implementar correctamente. Parodi explica tres pautas que- a su criterio- de ser aplicadas, garantizarán que una reforma sea exitosa. La primera está relacionada a la comunicación política de las autoridades hacia los ciudadanos, una suerte de accontability (rendición de cuentas) que mantendrá a los ciudadanos informados de todo el proceso de implementación y evaluación continua de las reformas que se planteen hacer. Mantenerles informados tiene que ver también con brindarles información precisa, de cuánto se gastará, que beneficios se obtendrán y en qué tiempo se esperan tener resultados óptimos. En democracia, el consenso es garantía de legitimidad. La segunda pauta está relacionada a la primera y señala que las reformas siempre tendrán oposición. Es decir, los anticuerpos siempre estarán allí cuando se trate de cambiar cualquier cosa; lo ideal es que las autoridades sepan comunicar correctamente el plan de implementación y los beneficios para la población. La última pauta compara la importancia de saber cuándo implementar las reformas. Es mejor hacerlo cuando la credibilidad de las autoridades sea alta, mientras menos atractiva sea la gestión de las autoridades más fuerte será la oposición hacia la mismas.


De esta forma se esquematizan tres pautas a tomar en cuenta para lograr la implementación de una reforma de la mejor manera; sin embargo, en lo personal considero que nos olvidamos de una etapa obvia para estimar que tan exitosa ha sido nuestra reforma: la evaluación de los resultados. ¿Cómo sabemos si hemos tenido éxito y respondimos adecuadamente a los problemas de las personas? Observando y analizando el impacto (tanto positivo o negativo) de lo implementado. Para ello los indicadores para determinar si se ha acertado o fallado son importantes. Para saber si nuestra reforma en la educación ha obtenido resultados favorables quizá debamos tener en consideración el rendimiento escolar, los resultados académicos en la prueba PISA a nuestros estudiantes o simplemente el grado de apego que el estudiante tiene de su institución educativa. En el caso de Pueblo Libre, si buscamos saber si las políticas del municipio en trabajo con la comisaría del distrito frente a la inseguridad ciudadana han tenido frutos, deberíamos percatarnos si el número de robos (a través de denuncias o no) han disminuido en los últimos meses. Aún nos queda un amplio camino por recorrer. Mi intención es simplemente señalar cuales serían las herramientas que nosotros como vecinos deberíamos tener en consideración para evaluar correctamente el impacto que las políticas públicas tienen sobre el bienestar en la sociedad, tanto a nivel distrital como nacional.

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